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Los trastornos de conducta en las personas mayores se suelen dar en pacientes diagnosticados de demencia moderada o severa. Causan una importante desgaste en el entorno familiar y, sobre todo, en la persona que lleva el mayor peso de su supervisión, es decir, sobre el cuidador principal. La figura del cuidador principal suele recaer en la esposa o en la hija.

Las personas con demencia moderada o severa son especialmente sensibles a los cambios de su medio:

  • medio interno como pueden ser las infecciones o administración de fármacos
  • medio externo en forma de cambio de entorno, cambio de cuidador, exceso de estímulos (ruido, luz, movimiento) o carencia de los mismos.

Se pueden traducir en conductas agresivas como empujones o golpes, conductas no agresivas como deambulación errática, movimientos repetitivos, desinhibición o fugas o inadecuación verbal en forma de reiteraciones, demandas, gritos o insultos.

Se pueden deber a las carencias cognitivas propias de la demencia o la presencia de patología psiquiátrica asociad  (depresión) y tener un patrón crónico con fluctuaciones

En este contexto hay que estar atentos a que se produzca un deterioro muy agudo de la conciencia, orientación, insomnio, clínica motora en forma de agitación con la aparición incluso de delirios y/o alucinaciones. 

Es lo que denominamos un SÍNDROME CONFUSIONAL AGUDO

  • suele estar precipitado por la presencia de alguna patología orgánica, aunque sea banal, por ejemplo, una infección de orina o un cuadro catarral.
  • también se puede producir por un cambio brusco de entorno (es frecuente que se de en los pacientes con demencia que precisan de un ingreso hospitalario).
  • en los casos más avanzados, es frecuente el síndrome del ocaso. El paciente con demencia, por la mañana, cuando ha descansado se encontrará más lucido y centrado. A lo largo del día, su capacidad cognitiva irá mermando y por tarde-noche aparecerán con más frecuencia los mencionados trastornos de conducta ya que ha visto superadas sus limitaciones de su capacidad cognitiva  con los estímulos del día.

ABORDAJE NO FARMACOLÓGICO LOS TRASTORNOS DE CONDUCTA EN EL PACIENTE CON DEMENCIA.

1-PREVENCIÓN.

    • Estructure y organice su entorno.  
    • Lleve a cabo una rutina diaria.
    • Se trata de adaptar la actividad del día a su capacidad cognitiva para que no se vea desbordado.
    • Evite cambios bruscos en esa rutina.
    • Esta medida es simple pero muy efectiva.

2-ABORDAJES DE BAJA ACTIVACIÓN.

    • Consiste en el conocimiento de la rutinas y patrones de comportamiento del paciente.
    • Observe potenciales causas de los cambios de conducta, por ejemplo, dejar de hacer ciertas actividades pueden poner en evidencia dolor al realizarlas, olor menso, alteraciones del ritmo gastrointestinal, insomnio de reciente aparición.

3-ABORDAJE DIRECTO DE LOS TRASTORNOS DE CONDUCTA.

    • Atraiga la atención del paciente con suavidad. 
    • De instrucciones claras y sencillas incluso para las acciones más simples.
    • Evite discutir o justificarse,
    • Evite mantener una comunicación verbal amenazante.
    • Respete el espacio vital del paciente (no le invada)

4- EVITE ABORDAJES REACTIVOS.

    • Aunque sea su familiar evite la confrontación y el enfado.
    • Evite medicarle en exceso.
    • En entornos institucionales (residenciales o hospitalarios) habrá que hacer lo posible para evitar las contenciones mecánicas.

ABORDAJE FARMACOLÓGICO LOS TRASTORNOS DE CONDUCTA EN EL PACIENTE CON DEMENCIA.

  • En la medida de lo posible se tenderá a evitar la contención farmacológica en caso de la aparición de trastornos de la conducta en personas con demencia.
  • De ser necesario se hará a las comenzando con dosis bajas y aumentando progresivamente las mismas.
  • Será conveniente monitorizar su evolución: habrá que valorar su efectividad y presencia de efectos adversos.
  • Se recomienda el uso de un solo fármaco y evitar prescripciones indefinidas. 
  • Las pautas de rescate o “si precisa» tendrán que ser claras y limitadas para evitar abusos de las mismas.

Efectos adversos frecuentes 

  • Estreñimiento, incontinencia urinaria.
  • Hipotensión ortostática.
  • Aparición de temblores
  • Intranquilidad, incapacidad de permanecer sentados.
  • Aparición de movimientos involuntarios a largo plazo
  • Riesgo de caídas

CONCLUSIONES

  1. A todos nos gustaría no tener que recurrir a fármacos sedantes para manejar los trastornos de conducta de los pacientes con demencia ya sean crónicos o agudos en forma de síndrome confusional.
  2. Por desgracia, esta situación no siempre es posible y nos vemos obligados a recurrir a ellos cuando fallan el resto de recursos para su contención.
  3. Sí que me parece importante hacer, al menos, un uso racional y adecuado de los mismos.

 

Un hombre que se hace mayor se vuelve niño de nuevo. (Sófocles)